El balonazo
No se ven las estrellas. Cuando a Daniel le dieron un balonazo en pleno ojo, vio un triángulo verde del tamaño de una pelota de tenis, a pesar de que el balón que había chocado contra su ojo era de cuero blanco con hexágonos negros. ¡Y lo había lanzado su madre! Estaban jugando los dos en el pasillo, Daniel iba ganando siete a tres, su madre tiró, y ¡zas!, directo al ojo. Hubo que supender el partido.
Daniel tenía diez años y el pelo de punta, como un cepillo. Su madre le dijo que se diera agua fría en el ojo...