Teo y Nico, dos muchachos, planean escaparse de noche y colarse con sus bicis en el parque de atracciones de la Luna, cerrado desde que hace años se produjese un accidente en extrañas circunstancias. Luna, la hermana pequeña de Teo, dibuja macabras imágenes del parque. Cuando Teo y Nico se marchan, Luna los sigue con su bici. El parque abandonado es un lugar tétrico y misterioso, un laberinto lleno de peligros que acechan entre las sombras de las ruinas. Teo y Nico se despiertan en la cama y no recuerdan nada... ¿ha sido un sueño? Pero Luna ha desaparecido. Su madre contrata a Costello, un detective privado, para que la localice.
Una narración en cómic que mezcla la fantasía y el terror. Un sinfín de influencias cinematográficas y literarias diferentes se deja sentir en cada una de las viñetas: Viaje a la Luna, de Georges Méliès; La parada de los monstruos, de Tod Browning; La dama de Shangai, de Orson Welles; Blade Runner, de Ridley Scott... Una historia enigmática en la que Luna, la protagonista y heroína, parece estar destinada a descubrir los secretos que encierra un parque de atracciones abandonado para liberarlo así de su antigua maldición.
Teo y Nico, dos muchachos, planean escaparse de noche y colarse con sus bicis en el parque de atracciones de la Luna, cerrado desde que hace años se produjese un accidente en extrañas circunstancias. Luna, la hermana pequeña de Teo, dibuja macabras imágenes del parque. Cuando Teo y Nico se marchan, Luna los sigue con su bici. El parque abandonado es un lugar tétrico y misterioso, un laberinto lleno de peligros que acechan entre las sombras de las ruinas. Teo y Nico se despiertan en la cama y no recuerdan nada... ¿ha sido un sueño? Pero... Seguir leyendo
El parque de la luna
–Lo cerraron hace más de diez años. Al poco tiempo de inaugurarlo, dicen que hubo un accidente tremendo. La noria empezó a girar tan deprisa que la gente salía despedida en todas direcciones.
–A mí me han contado que en el túnel del terror desapareció uno de los coches con toda una familia dentro, y que al anochecer aún se oyen sus gritos.
–Pues hoy averiguaremos si es verdad... ¿Estás decidido?
–No deberíamos hablar delante de tu hermana.
–Tranquilo, la pobre no se entera. Se pasa el día dibujando o dando vueltas al patio en la bici... Qué, ¿lo hacemos?