Llueven letras y conviene ponerlas a salvo en un papel, con el que hacer un barquito que viaje por los charcos de la fantasía. Este libro es una combinación perfecta de poesía y uso del lenguaje. Se aprende a convertir las palabras en piezas de un divertido juego, de un rompecabezas ilimitado, donde cada palabra nueva abre las puertas a más posibilidades que desarrollan la imaginación del niño. Un derroche de ingenio y varias propuestas para que las palabras y las letras inciten al entretenimiento.
Llueven letras y conviene ponerlas a salvo en un papel, con el que hacer un barquito que viaje por los charcos de la fantasía. Este libro es una combinación perfecta de poesía y uso del lenguaje. Se aprende a convertir las palabras en piezas de un divertido juego, de un rompecabezas ilimitado, donde cada palabra nueva abre las puertas a más posibilidades que desarrollan la imaginación del niño. Un derroche de ingenio y varias propuestas para que las palabras y las letras inciten al entretenimiento.
Barcos en la lluvia
El cielo es una mata
de gotitas en vuelo,
parece que la tierra
fuera a beberse el cielo.
Llueve sobre los campos
en las ciudades llueve;
la montaña no deja
de pensar en la nieve.
Escribo este papel
y lo convierto en barco,
que llegue hasta tus manos
cruzando por los charcos.
Se me ocurre, Lucía,
que podemos jugar
un juego que termine
y que vuelva a empezar.
Yo te digo palabras
y tú te inventas, sola,
una frase muy larga
que se muerda la cola.