Natalia Aróstegui estudió Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y ahora se dedica a lo que más le gusta: ¡los libros! Colabora con distintas editoriales de literatura infantil y juvenil, en algunas de las cuales desempeña la labor de Community Manager, y forma parte del equipo de redactores de El Templo de las Mil Puertas, revista online para jóvenes que publica cada semana sus reseñas.

Nos propone Amelia y las abejas, la última y esperada novela de Mónica Rodríguez

RODRÍGUEZ, Mónica

Barcelona: Edebé, 2019

128 pp.

«Dice Abelardo que los ojos de Amelia eran como las abejas. Que él casi podía escuchar el zumbido de sus párpados como el batir de alas en las colmenas. Que mirar a sus ojos era como mirar el mundo ordenado y fascinante de las abejas y que por ello eran un misterio».

Así comienza Amelia y las abejas, la última novela de Mónica Rodríguez. En este libro, finalista del Premio Edebé 2019, la autora asturiana enlaza dos historias distintas, una en el pasado y otra en el presente, hasta crear un poético relato que reflexiona sobre el primer amor y los recuerdos.

Elena está pasando unos días en casa de su tío Abelardo en El Enebro, un pequeño pueblo en el que no conoce a nadie. Abelardo es apicultor, y desempeña su oficio con una pasión irrefrenable: conoce todos los secretos de las abejas y le encanta compartir historias acerca de ellas. A Elena le dan miedo y procura alejarse de las colmenas para no recibir una picadura, pero, aun así, está dispuesta a escuchar todo lo que Abelardo quiere contarle acerca de ellas. De esta forma, Elena conocerá por primera vez a Amelia, el gran amor de Aberlardo, a través de sus palabras y su mirada. Los recuerdos de Abelardo se entrelazan con el presente de Elena, que está a punto de vivir una historia que tiene muchos elementos comunes a la de Abelardo y Amelia: las abejas, un pueblo pequeño… y el primer amor.

Mónica Rodríguez es una de las autoras de literatura infantil y juvenil con más prestigio a nivel nacional. Su palmarés de premios literarios, que incluye galardones como Ala Delta, Alandar, Gran Angular, Cervantes Chico, Anaya o el que concede cada año El Templo de las Mil Puertas, entre otros; pone de manifiesto que las novelas de la escritora asturiana son sinónimo de calidad literaria, y Amelia y las abejas lo confirma.

En lo que respecta a la trama, la autora recurre a elementos que ya son comunes en su obra al contar dos historias en distintos planos temporales que se unen en un único relato gracias a un objeto o un elemento común. Si, por ejemplo, en La partitura (premio Alandar 2016) las vidas de Marta, Daniel y Sayá se entrelazaban gracias a la música, en Amelia y las abejas son las abejas las encargadas de tejer pasado y presente en una historia atemporal que retrata la vida rural y el aleteo del primer amor.

Sin embargo, los puntos fuertes de la obra no residen en la trama, que queda en un segundo plano debido a su sencillez. El mayor mérito de Amelia y las abejas está en los detalles de la ambientación, en la que las abejas son las grandes protagonistas. La autora consigue transmitir conocimientos acerca de ellas de la mejor forma: desde la fascinación genuina y no desde el didactismo que a veces copa las obras de prescripción.

En definitiva, una novela en la que brilla el estilo literario y el excelente trabajo de documentación por parte de la autora.