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Roberto Aliaga inaugura el segundo ciclo de Indispensables LIJ en Canal Lector

Roberto Aliaga Sánchez nació en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) en 1976. Es licenciado en Biología por la Universidad de Alicante, ciudad en la que estuvo un tiempo trabajando como profesional de este campo en una consultoría ambiental.

Tiene publicadas más de 50 obras infantiles y sus libros se han traducido a 16 idiomas. Además, ha trabajado en adaptaciones de obras extranjeras, colabora de forma habitual con editoriales de educación Infantil y Primaria, participa en seminarios y conferencias sobre LIJ. Desde 2009 se dedica en exclusiva a la escritura. Es habitual su presencia en colegios y bibliotecas donde celebra encuentros con los lectores de todas las edades.

La trayectoria profesional de Aliaga ha sido reconocida con premios tan prestigiosos como el Lazarillo de Álbum Infantil Ilustrado (OEPLI) en 2008 (por El príncipe de los enredos); la inclusión en la lista The White Ravens de la International Youth Library (IYL) de Munich (Alemania), por Cactus del desierto; el XXXI Concurso de Narrativa Infantil Vila d’Ibi, organizado por el ayuntamiento de esta localidad en colaboración con la editorial Anaya (por Cuando Óscar se escapó de la cárcel); la Silver Medal Children’s Picture Books 7 & Under. Jenkins Group, Inc., otorgada en el XVII Independent Publisher Book Awards., Michigan, EEUU, por Cuento de noche.
 
En  el transcurso de los Gelett Burgess Children's Book Awards obtuvo en 2013 el Honor book. del Gelett Burgess Center for Creative Expression. Oregon, USA, por esa misma obra. Durante las ediciones XVI y XVIII del International Latino Book Awards (California, EEUU) fue premiado con el Best Educational Children’s Picture Book. Latino Literacy Now por Dorothy; y con el Most Inspirational Children’s Picture Book por La llavecita dorada.
 
En 2017 recibió el Premio El Barco de Vapor. Fundación SM, en su 37 edición por Cómo arreglar un libro mojado.
 
Recuperamos su presentación hace unos cuantos años en las fichas "Nuestros autores" que elaborabamos en nuestra web:
 
"Nací en Argamasilla de Alba un martes y trece de 1976. Quizá por eso me encanta el número trece. “La oficina de objetos perdidos y encontrados” (Brosquil, 2005) tenía trece folios, y “Cactus del desierto” (Siruela, 2007) trece capítulos. Tengo un trabajo de adultos. No me gusta mucho, pero para pasar desapercibido entre los adultos tienes que ser como ellos. Debes caminar deprisa mirando el reloj, como el conejo de “Alicia en el país de las maravillas”, y decir que no tienes tiempo. Porque si te sientas en una acera a mirar un escaparate apoyando las dos manos sobre el vidrio enseguida empiezan a hacerse preguntas. No falla.
Creo que nunca he llegado a ser un adulto. Me perdí por el camino. Será por eso que me encanta la literatura infantil. Siempre he leído. Siempre he seguido leyendo infantil y juvenil.
Cuando me siento a escribir no tengo prisa ni miro el reloj. No llevo disfraces, y me siento feliz."
 
 
 
Indispensables en la maleta de Roberto Aliaga
 
Hacer una selección de libros, cuando uno siente verdadera pasión por ellos, siempre es una tarea de lo más ardua que se pueda imaginar. Si, además, unimos el hecho de que muchas de mis amistades se dedican a escribir literatura infantil y juvenil…, la cosa se complica.

Es por ello que, para intentar ser lo más sincero posible —dentro de mi subjetividad— y no dejarme llevar por otras consideraciones, se me acaba de ocurrir que elegiré solamente obras de escritores que ya nos dejaron. Escritores inmortales, que siguen contándonos sus historias al oído...

Ahí van:

Jim Botón y Lucas el maquinista, de Michael Ende

(Noguer)

Esta es una de las primeras lecturas que me atraparon. Y, como la mayoría de los libros que he leído a lo largo de mi vida, procedía de una biblioteca. Concretamente, de la biblioteca de aula de 3º de EGB de mi colegio.

Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez

(Alianza editorial)

Platero es otra lectura de mi infancia. Empezar a leerlo, en voz alta, es casi como recitar una oración. Mi ejemplar, de Biblioteca Didáctica Anaya del 85, es uno de los primeros libros que tuve. Está forrado —déjenme que muestre también mi pasión por libro como objeto—, y la caligrafía que aparece en la portadilla no puede ser más ingenua…

A la sombra del maestro, de Juan Farias

(Leer-e)

A Juan Farias lo descubrí de mayor —más vale tarde que nunca—, y aunque es difícil elegir entre todas sus novelas, me quedo con esta. Por lo que dice, pero, sobre todo, por la belleza con la que lo dice.

El principito, de Antoine de Saint-Exupèry

(Salamandra)

Para mí, El principito es un libro mágico. Cada lectura es distinta. Cada personaje puede tener infinitas interpretaciones, y no solo dependiendo de la edad del lector o de su estado emocional. Es uno de esos libros redondos que te acompañan durante la vida.

En cierta ocasión, escuché que las personas se dividen entre los de El príncipe de Maquiavelo o El principito de Saint-Exupèry. Y he de decir que no puedo estar más orgulloso de mi elección.

La princesa prometida, de William Goldman

(Martínez Roca)

Por supuesto, primero vi la película —un VHS de videoclub—, pero, como en tantas otras ocasiones en que me encuentro con una historia que me fascina, acabé buscando la versión impresa, leyéndola, y releyéndola…

 
 
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