Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948), narrador, ensayista, articulista y psicólogo, Premio Nacional de Narrativa (El lenguaje de las fuentes, Lumen); Nadal (Las historias de Marta y Fernando, Destino); Miguel Delibes (Marea oculta, Lumen); Torrevieja (Tan cerca del aire, Plaza & Janés) y Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (Tres cuentos de hadas, Siruela), entre otros galardones, es uno de los autores más interesantes de las últimas décadas y siempre ha defendido a capa y espada el valor de la literatura infantil y la necesidad de conocer sus origenes.
Hace unos años participó en el encuentro Diálogos de lectura. Educar la mirada, unas jornadas sobre álbumes ilustrados organizadas por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en su sede madrileña, Casa del Lector, realizó un extenso recorrido por el camino de la lectura. A través de citas a Octavio Paz, Benedetti, Lorca, Chesterton o Andersen, un autor por el que siente predilección, puso ejemplos de lugares de acogida (el arca de Noé, la casa del árbol de Tarzán…) cuyas imágenes se parecen al refugio, abierto al mundo, que ofrecen los libros; habló de la necesidad de no ocultar a los niños el lado oscuro y doloroso de la vida, y también del baile maravilloso de la peonza que ilumina lo escrito.
“La noche es la oscuridad, la amenaza, un mundo no controlado por la razón, y todos los niños la temen. Llega la hora de acostarse y, a causa de ese temor, no quieren quedarse solos en sus camas. Es el momento de los cuentos, que son un procedimiento retardatorio. ‘Quédate un poco más’, es lo que dicen los niños a los adultos cuando les piden un cuento. Y el adulto, que comprende sus temores, empieza a contárselo para tranquilizarles. Muchas veces improvisa ese cuento sobre la marcha, pero otras recurre a historias que ha escuchado o leído hace tiempo, tal vez las mismas que le contaron de niño los adultos que se ocupaban de él. En esas historias todo es posible, que los objetos vivan, que hablen los animales, que los niños tengan poderes que desafían la razón: el poder de volar o de volverse invisibles, el poder de conocer palabras que abren las montañas, el poder de burlar a gigantes y brujas y de ver el oro que brilla en la oscuridad de la noche. Lo maravilloso hace del mundo una casa encantada, tiene que ver con el anhelo de felicidad”.
Así comienza Una casa de palabras, libro que reúne una selección de los muchos textos escritos por Martín Garzo, como ya hiciera años atrás en El hilo azul: la pasión de contar, el secreto placer de leer (Fundación Germán Sánchez Ruipérez).
“El niño necesita cuentos que le ayuden a entenderse a sí mismo y a los demás, a descubrir lo que se esconde en esa región misteriosa que es su propio corazón”, asegura el escritor. En su charla en Casa del Lector, hizo hincapié también en la ayuda que los cuentos tradicionales –Caperucita Roja, El flautista de Hamelin, Hansel y Gretel…– pueden prestar a los niños para enfrentarse a muchas de las cosas que les sucederán en la vida. “Lo maravilloso hace del mundo una casa encantada, tiene que ver con el anhelo de felicidad”.
“Los cuentos maravillosos provienen de la noche de los tiempos. Pasan de una generación a otra y se mantienen tan sugerentes y nuevos como en sus orígenes”, se dice en la reseña editorial de Una casa de palabras. “Son casas de palabras, refugios frente a las angustias y el dolor. Crean un lugar para vivir, al tiempo que permiten habitar el mundo. Una casa de palabras es una intensa y singular meditación acerca de ellos. Una obra de feroz actualidad justamente por ir a contracorriente de la cultura prevaleciente en nuestro tiempo”.
Entre sus libros infantiles se encuentran, además de Tres cuentos de hadas, Una miga de pan (Siruela), Dulcinea y el caballero dormido (Edelvives); Un regalo del cielo, El ogro sin memoria, El hada del agua, Los niños del aire y Hans Christian Andersen contado por Gustavo Martín Garzo (Ediciones SM); Carmela y su duende (Oxford University Press), El pozo del alma (Anaya) y El pacto del bosque (El Jinete Azul).
Durante aquellas jornadas, el escritor participó además en la sesión Cómo se gesta un álbum ilustrado, junto con Antonio Ventura y Beatriz Martín Vidal. El punto de partida del encuentro organizado por la Fundación fue “una reflexión sobre la lectura en una sociedad en crisis, para profundizar en el papel que los álbumes ilustrados pueden desempeñar en la tarea de hacer de la lectura una práctica cotidiana desde las primeras edades”. Alberto Sebastián, Gustavo Puerta, Javier Sobrino y Emilio Urberuaga fueron otros participantes en las jornadas, que clausuró Agustín Fernández Paz en una de sus últimas apariciones públicas.
Martín Garzo participó también, en 2018, en el ciclo de encuentros virtuales ortanizados por la FGSR en colaboración con la JCYL para la red de bibliotecas públicas de esta comunidad autónoma. con la obra La ofrenda (Galaxia Gutenberg)
Recuperamos del archivo aquella intervención de forma íntegra:
