Viernes 13 y otras historias inquietantes
Para situar correctamente los hechos que trastornaron mi vida, es necesario empezar por aquella noche de invierno, en la estación de Sirga. Había dejado de llover y, a pesar de que el frío era intenso y el ambiente muy desagradable, el hábito adquirido de salir a andar por la ciudad iluminada, pesaba más que la pereza de quedarme junto al fuego.