Ingeniosa novela de aventuras y misterio en la que, como en sus dos obras precedentes, la autora trae al escenario a un artista para incorporarlo a la trama, en este caso al escultor estadounidense Alexander Calder, inventor del juguete móvil colgante o chupin. El arte, las matemáticas y la filosofía se dan la mano en esta novela con alusiones a Sartre, Lewis Carroll, Einstein, Stevenson e incluso Banksy... La trama, que lectores y lectoras deberán seguir atentamente pues su participación es esencial para el relato, está centrada en un juego por el cual desaparecen el niño Calder Pillay y una escultura del Calder artista, en el pequeño pueblo inglés de Woodstock.
Ingeniosa novela de aventuras y misterio en la que, como en sus dos obras precedentes, la autora trae al escenario a un artista para incorporarlo a la trama, en este caso al escultor estadounidense Alexander Calder, inventor del juguete móvil colgante o chupin. El arte, las matemáticas y la filosofía se dan la mano en esta novela con alusiones a Sartre, Lewis Carroll, Einstein, Stevenson e incluso Banksy... La trama, que lectores y lectoras deberán seguir atentamente pues su participación es esencial para el relato, está centrada en un juego por... Seguir leyendo
El juego de Calder
El escenario es un antiguo pueblo de Inglaterra. Es muy temprano; el pálido amanecer de octubre se desliza a través de las calles como crema, borrando las líneas y disolviendo las sombras. La hiedra roja se agita contra las piedras húmedas; las casas son de piedra, las paredes son de piedra, la calle es de piedra. Una cortina de encaje sobresale de una ventana abierta y aletea bajo las primeras luces. Un gato negro parpadea, se estira y cruza la plaza vacía rodeando con cuidado un letrero que reza: «MINOTAURO, ALEXANDER CALDER, 1959». Alguien ronca tras unas persianas cerradas. Hay luz en una cocina y un hombre con un pijama a cuadros escoceses llena una tetera.