Divertida historia destinada a los primeros lectores, resultado de unir una trama sencilla y bien contada con una colorida ilustración que complementa al texto de una manera efectiva. El autor, conocedor de la curiosidad infantil, crea así un particular escenario para sus travesuras, un mundo de pequeños monstruos que no tienen nada de terroríficos y con los que el lector se identificará y se sentirá como un monstruo más.
Divertida historia destinada a los primeros lectores, resultado de unir una trama sencilla y bien contada con una colorida ilustración que complementa al texto de una manera efectiva. El autor, conocedor de la curiosidad infantil, crea así un particular escenario para sus travesuras, un mundo de pequeños monstruos que no tienen nada de terroríficos y con los que el lector se identificará y se sentirá como un monstruo más.
La fiesta monstruosa
Había una vez unos monstruos pequeñitos y aburridos que vivían en un país triste en blanco y negro, con algunos toques sangrientos de rojo.
Iban a un colegio oscuro, lúgubre y tenebroso, donde aprendían cosas de monstruos: rugir, asustar, hablar con la boca llena, escupir por la comisura de los labios, hurgarse la nariz, domesticar babosas y culebras…