Las jirafas no tienen voz porque no la necesitan cuando se trata de expresar sus sentimientos o cuantificar lo que se quieren. El silencio y lenguaje de las caricias también es una forma de comunicación y de compartir momentos. Este es el mensaje que Armando Quintero con su característico tono poético recalca y los hermosos animales humanizados de Somá enfatizan. Una de esas obras que desprende ternura y dibuja una sonrisa de satisfacción en el rostro de los lectores que la contemplan.
Las jirafas no tienen voz porque no la necesitan cuando se trata de expresar sus sentimientos o cuantificar lo que se quieren. El silencio y lenguaje de las caricias también es una forma de comunicación y de compartir momentos. Este es el mensaje que Armando Quintero con su característico tono poético recalca y los hermosos animales humanizados de Somá enfatizan. Una de esas obras que desprende ternura y dibuja una sonrisa de satisfacción en el rostro de los lectores que la contemplan.
No hace falta la voz
Todos los animales tienen su voz. El perro ladra. Los cachorros responden. El gato maúlla. Los gatitos… ¡también!¿Y la jirafa? La jirafa no tiene voz. ¡Y la pequeña jirafa, menos! Pero la jirafa tiene un cuello muy largo… Tan largo que, con él, puede acariciar a su jirafita.