En un mundo de fantasía, por momentos onírico, se nos presenta Telémaco Pérez Punch, sensible capitán de barco que quiere navegar la noche, y que se conmueve hasta las lágrimas cuando la belleza lo subyuga (así, llora conmovido cuando ve a su secreta amada, Lorena Leiva, lavarse los dientes). Junto a Pérez Punch y su vecina Lorena, (que se sabe amada y ama, y que un día, al fin, decidirá tomar el toro por las astas) aparece Tiberio, un chico enamorado de las aves, niño-pájaro que persigue el silencio que transmite un mirlo blanco, porque, de alguna manera, está escapando de los gritos que se han enseñoreado de su familia.
Metafórica, dulce y profunda, Navegar la noche es una novela que no necesita de grandes peripecias para atrapar al lector, y para emocionarlo.
En un mundo de fantasía, por momentos onírico, se nos presenta Telémaco Pérez Punch, sensible capitán de barco que quiere navegar la noche, y que se conmueve hasta las lágrimas cuando la belleza lo subyuga (así, llora conmovido cuando ve a su secreta amada, Lorena Leiva, lavarse los dientes). Junto a Pérez Punch y su vecina Lorena, (que se sabe amada y ama, y que un día, al fin, decidirá tomar el toro por las astas) aparece Tiberio, un chico enamorado de las aves, niño-pájaro que persigue el silencio que... Seguir leyendo
Navegar la noche

1. Cuando el mar es chiquito
El capitán Telémaco Pérez Punch ha navegado todos los mares que figuran en el mapamundi y algunos más que solo él conoce. De Barek a Isvantia, de Logrovio a Sumkelpur, todas las rutas le son familiares. Y eso que no tiene GPS. Y eso que el mar se parece al mar, y los peces a los peces.
Pero el capitán tiene verdadero talento y pone el corazón en lo que hace. Por eso puede reconocer las intenciones del agua y los fastidios del viento, por eso sabe decidir en qué puertos amarrar su nave y de dónde es mejor irse incluso antes de haber llegado.