¿Qué pasa por la mente de un corredor durante el esfuerzo extremo? Ahora que está tan de moda el running conviene recuperar algunas de las historias sobre la competición atlética que han dejado huella en la literatura. La propuesta no es sencilla, y está narrada con un lenguaje rico en metáforas y giros lingüísticos, pero como en una buena carrera, la constancia convierte su lectura en una historia fascinante según avanzan los capítulos.
Ambientado en el mundo deportivo universitario de los años setenta, la obra aporta anécdotas, datos sobre la exigente preparación física que requiere convertirse en un atleta e incluso la influencia que esta exclusiva dedicación ejerce en las relaciones personales (simbolizado en la pareja formada por dos de los protagonistas, Cassidy y Andrea)…Al mismo tiempo, la novela no es ajena la realidad social de la época en la que está ambientada, y en el argumento se cuelan referencias explícitas a la Guerra de Vietnam y las revoluciones sociales.
Tras profundizar en los límites extremos del deporte, los lectores aficionados a correr regularmente, y especialmente los que han participado o desean participar en una maratón, encontrarán la respuesta a muchas de sus preguntas y nuevas motivaciones antes de enfundarse las zapatillas de competición y volver a pisar el asfalto.
¿Qué pasa por la mente de un corredor durante el esfuerzo extremo? Ahora que está tan de moda el running conviene recuperar algunas de las historias sobre la competición atlética que han dejado huella en la literatura. La propuesta no es sencilla, y está narrada con un lenguaje rico en metáforas y giros lingüísticos, pero como en una buena carrera, la constancia convierte su lectura en una historia fascinante según avanzan los capítulos.
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El corredor
Los corredores nocturnos estaban fuera, como de costumbre. A pesar de la pálida luz, el joven podía ver sus figuras tenues en la pista corriendo lentamente, vuelta tras vuelta, la ruta más infinita de todas. Habría, lo sabía bien, mujeres rollizas de aspecto decidido avanzando pesadamente mientras sus rodillas carnosas temblaban. De tanto en tanto se retirarían con ímpetu mechones de pelo húmedo de los ojos y soñarían con ciertos maestros de ceremonias, crueles y sonrientes: bikinis, inauguraciones y cosas por el estilo.