Las palomas abaten sus alas en el cielo, comienza la sinfonía. El paisaje está teñido de carbonilla, la ciudad es antipática con el forastero, pero esas aves y el señor Evans, junto a tres o cuatro cosas más, dan la vida al pequeño protagonista. Y especialmente el rey del cielo, un pichón de cabeza blanca como la leche, lento pero siempre seguro en su travesía. Incluso en los días en los que parece torcerse todo, el vuelo del palomino marca el camino para encontrar la sonrisa. El espectáculo, difuso y bello como la bruma, posee varios niveles de lectura. Un relato cocinado a fuego lento, con mucho mimo y pasión, por dos autores reconocidos en la Bologna Children Book Fair que destaca por su personal estética y la inteligencia y poesía con la que aborda temas latentes en nuestra sociedad.
Las palomas abaten sus alas en el cielo, comienza la sinfonía. El paisaje está teñido de carbonilla, la ciudad es antipática con el forastero, pero esas aves y el señor Evans, junto a tres o cuatro cosas más, dan la vida al pequeño protagonista. Y especialmente el rey del cielo, un pichón de cabeza blanca como la leche, lento pero siempre seguro en su travesía. Incluso en los días en los que parece torcerse todo, el vuelo del palomino marca el camino para encontrar la sonrisa. El espectáculo,... Seguir leyendo
El Rey del Cielo
Llovía todo el tiempo.
Sobres las colinas jorobadas se apiñaban las casitas.
Las chimeneas echaban humo y las torres metálicas
chirriaban. Las calles olían a sopa de cordero
y a carbonilla.
Y nadie hablaba mi idioma.
Todo me decía: Tú no eres de aquí.