En un paso más hacia su consagración como uno de los autores de cómic más relevantes del XXI, Guibert analiza las relaciones entre Martha y Alan utilizando interesantes técnicas, siempre adscritas al hiperrealismo, que retratan delicados pasajes a medio camino entre el dibujo y la fotografía. El resultado es una poética mezcolanza de recuerdos, sentimientos en viñetas, vivencias que afianzaron la profunda relación que unió a los dos protagonistas, con especial atención a las emociones de su amigo norteamericano (al que ya ha homenajeado en otros cómics con anterioridad) La narración es una exportable colección de impresiones sobre un fallido primer amor que incide en el sinuoso sendero que comunica la niñez con la edad adulta. Este bello puzle, que destila saudade y devuelve al autor al Olimpo de la bande dessinée, constituye un fascinante ejercicio artístico que disecciona con acierto la sociedad reinante en un tiempo, la primera mitad del siglo XX, jalonado de acontecimientos cruciales, tanto en EEUU como en el resto del planeta. Imprescindible
En un paso más hacia su consagración como uno de los autores de cómic más relevantes del XXI, Guibert analiza las relaciones entre Martha y Alan utilizando interesantes técnicas, siempre adscritas al hiperrealismo, que retratan delicados pasajes a medio camino entre el dibujo y la fotografía. El resultado es una poética mezcolanza de recuerdos, sentimientos en viñetas, vivencias que afianzaron la profunda relación que unió a los dos protagonistas, con especial atención a las emociones de su amigo norteamericano... Seguir leyendo
Martha y Alan
Conocí a Martha en el colegio, cuando los dos teníamos cinco años. Jugábamos a ese juego que consiste en dejar caer un pañuelo por fuera de un corro. Alguien tiene que levantarse enseguida a recogerlo.
Los demás niños no querían que ella jugase y yo la consolé.
Nos hicimos muy amigos.
Nuestras madres se conocieron
e hicieron buenas migas.
A su padre no le afectó la Gran Depresión.
Trabajaba en seguros.
Era un hombre muy respetable.