Los últimos estudios señalan que al menos uno de cada diez alumnos en España ha sufrido en algún momento un capítulo de acoso escolar. La historia de Ismael, Alaitz y Germán incide en un aspecto crucial en la adolescencia: la prevención e intervención en conductas como las que se denuncian en el relato. Con una trama de apariencia sencilla, pero que condensa un buen número de situaciones, lamentablemente, muy reconocibles en la sociedad actual, los protagonistas comparten sus miedos y sentimientos. La autora pone rostro a todos los jóvenes que sufren esta lacra, ya sea por su orientación sexual, por complejo físico o psicológico, pero también describe los perfiles de aquellos que suelen provocar estos conflictos. A pesar de todo, su lectura deja un poso alentador: todo puede cambiar cuando aquellos que han visto truncadas sus ilusiones unen fuerzas para afrontar con valentía la realidad. Un sincero, y necesario, testimonio que emocionará a los preadolescentes lectores y que aporta ideas para denunciar las dinámicas similares que tienen lugar en la vida real.
Los últimos estudios señalan que al menos uno de cada diez alumnos en España ha sufrido en algún momento un capítulo de acoso escolar. La historia de Ismael, Alaitz y Germán incide en un aspecto crucial en la adolescencia: la prevención e intervención en conductas como las que se denuncian en el relato. Con una trama de apariencia sencilla, pero que condensa un buen número de situaciones, lamentablemente, muy reconocibles en la sociedad actual, los protagonistas comparten sus miedos y sentimientos. La autora pone rostro a... Seguir leyendo
Invisible
Gafotas Isma corre como el viento. Salta charcos, mientras jadea calle adelante. Sujeta la carpeta del instituto con fuerza, la mochila le golpea la espalda.
Antonio, el Rapado, y sus amigos están acortando distancias.
Les oye gritar, cada vez más cerca:
—¡Te pillamos, mariquita! —aúllan. Le han estado esperando a la salida de clase. Ismael no ha conseguido
esquivarlos. Otros días tiene más suerte. Hoy no.
Aunque sale de ciencias a toda velocidad, y recorre los pasillos del edificio sin perder un instante, el Rapado y
los otros atajan por el gimnasio. Las prisas de Isma no sirven para nada.