Dingle y Kennedy adaptan el texto original de Sam Kean, publicado en 2011, a un formato más atractivo para jóvenes lectores, sin restar intensidad ni valor al contenido, una historia del mundo a través de la tabla periódica de los elementos. La propuesta sorprende por su particular forma de enfocar la importancia que tienen, y han tenido, los distintos químicos que componen ese mapa que tanto nos recuerdan en la escuela a una determinada edad, en relación con otras historias, personajes, ciencias y disciplinas. Partiendo de una divertida introducción en la que el autor comparte sus recuerdos (ese termómetro roto y los juegos con el mercurio), vamos conociendo poco a poco todo tipo de curiosidades que, probablemente, ayudarán a resolver muchas dudas y a disfrutar de la clase al descubrir detalles con otra mirada. Personajes célebres marcados por un metal o mineral, hechos relevantes condicionados por la existencia de alguno de esos compuestos… Una propuesta, a medio camino entre la novela y el libro informativo, que cambia nuestra percepción sobre el que está considerado corazón de la química. El atractivo diseño gráfico corre a cargo de la artista Maggie Edkins.
Dingle y Kennedy adaptan el texto original de Sam Kean, publicado en 2011, a un formato más atractivo para jóvenes lectores, sin restar intensidad ni valor al contenido, una historia del mundo a través de la tabla periódica de los elementos. La propuesta sorprende por su particular forma de enfocar la importancia que tienen, y han tenido, los distintos químicos que componen ese mapa que tanto nos recuerdan en la escuela a una determinada edad, en relación con otras historias, personajes, ciencias y disciplinas. Partiendo de una... Seguir leyendo
La cuchara menguante
Cuando piensas en la tabla periódica, es probable que pienses en esa gráfica llena de colorines con multitud de filas y columnas que está colgada de la pared en el aula de Ciencias. Puede que hayáis hablado de ella en clase, y puede que incluso hayas tenido ocasión de utilizarla durante los ejercicios y los exámenes. Por desgracia, aunque te permitieran usarla, ¡es posible que esa gigantesca chuleta no te sirviera de mucho!