A Anacleto le ha costado una eternidad conocer a la esqueleta de sus sueños, pero una tarde, de paseo junto al fiel Cencerro, su figura –leyendo sentada entre los matorrales del parque-, ha cautivado para siempre a nuestro protagonista. La cita, como no podía ser de otra forma, será en el cementerio. El menú no ha trascendido, pero sí la insólita hazaña que los comensales han tenido que superar para sellar su amor. ¿Quieres conocerla? Un divertidísimo relato ilustrado de amor en el más allá que reafirma aquel inmortal verso de Quevedo con una sonrisa: “polvo serán, más polvo enamorado”
A Anacleto le ha costado una eternidad conocer a la esqueleta de sus sueños, pero una tarde, de paseo junto al fiel Cencerro, su figura –leyendo sentada entre los matorrales del parque-, ha cautivado para siempre a nuestro protagonista. La cita, como no podía ser de otra forma, será en el cementerio. El menú no ha trascendido, pero sí la insólita hazaña que los comensales han tenido que superar para sellar su amor. ¿Quieres conocerla? Un divertidísimo relato ilustrado de amor en el... Seguir leyendo
El esqueleto coqueto
Como cada tarde, Anacleto, el esqueleto, se colocó su pajarita y salió a pasear tranquilamente por el parque con Cencerro, su perro. Su perro esqueleto.
Cencerro corría sin parar husmeándolo todo, persiguiéndolo todo, ladrando de alegría, cuando desapareció por entre unos arbustos. Anacleto fue tras él y entonces la vio.