Rojo y Verde están condenados a entenderse. Llevan muchos años compartiendo semáforo y su sincronización es perfecta. Cuando uno manda parar a los viandantes, el otro obliga a lo mismo a los conductores de los vehículos que circulan por las calles. Pero un pequeño enfado, el roce continuo provoca a veces estas cosas, desencadena una serie de accidentes y desajustes que impulsan a Verde a tomar nuevos caminos. Vagando errante por los suburbios de la ciudad conocerá a una paloma que le hará compañía, pero el destino guarda una desagradable sorpresa al protagonista que obligará a su fiel compañero a intervenir una vez más. Una fábula urbana protagonizada por los muñecos que vemos todos los días como peatones o desde el coche, personajes que forman parte de nuestra vida cotidiana y en los que Gabriel Gay se fija para urdir una imaginativa trama, bajo los cánones gráficos que caracterizan su siempre original producción, que provoca una sonrisa permanente en el lector desde los primeros compases hasta el reencuentro.
Rojo y Verde están condenados a entenderse. Llevan muchos años compartiendo semáforo y su sincronización es perfecta. Cuando uno manda parar a los viandantes, el otro obliga a lo mismo a los conductores de los vehículos que circulan por las calles. Pero un pequeño enfado, el roce continuo provoca a veces estas cosas, desencadena una serie de accidentes y desajustes que impulsan a Verde a tomar nuevos caminos. Vagando errante por los suburbios de la ciudad conocerá a una paloma que le hará compañía, pero el destino... Seguir leyendo
Rojo y Verde
Rojo y Verde hacen muy bien su trabajo.
El trabajo de Rojo es decir NO. El trabajo de Verde es decir SÍ.
Cuando Verde deja pasar a los peatones, Rojo detiene a los autos.
Y mientras Rojo prohíbe a los peatones pasar,
Verde le da paso a los autos.
A cada quien le toca su turno.