Desde sus primeras propuestas la autora norteamericana Victoria Schwab, con quien hemos tenido la fortuna de conversar sobre su obra en dos ocasiones en Canal Lector, ha sabido crear atmósferas, tejer historias que beben directamente de las leyendas tradicionales aprovechando sus elementos principales para dotar las tramas de nuevos e interesantes matices. A pesar de ser la primera de sus obras, escrita hace casi una década, y que adolece de ciertos "pecados de juventud" -que, sin embargo, aportan frescura-, la novela destila poesía, magia, misterio y está trufada de elementos cercanos a la novela gótica definidos con gran precisión, además de aportar un diseño de personajes muy atractivo. El pueblo al que se hace referencia en el título es el escenario en el que transcurren los hechos: corre un rumor sobre la existencia de una bruja que vivió en la zona y que vivía en armonía con los habitantes. Lexi, la protagonista, lucha contra los estereotipos propios de una sociedad atrasada, la misma que culpa a un forastero recién llegado de las sucesivas desapariciones de niños que están teniendo lugar en la aldea, y que relaciona estos sucesos con el pasado. Solo una incursión en el páramo puede ofrecer las respuestas que todos esperan y ella está dispuesta a asumir los riesgos inherentes. Un homenaje a los cuentos de hadas desde nuevos puntos de vista que, al mismo tiempo, denuncia los prejuicios y ensalza la valentía de la protagonista al romper con todas las reglas establecidas.
Desde sus primeras propuestas la autora norteamericana Victoria Schwab, con quien hemos tenido la fortuna de conversar sobre su obra en dos ocasiones en Canal Lector, ha sabido crear atmósferas, tejer historias que beben directamente de las leyendas tradicionales aprovechando sus elementos principales para dotar las tramas de nuevos e interesantes matices. A pesar de ser la primera de sus obras, escrita hace casi una década, y que adolece de ciertos "pecados de... Seguir leyendo
La Bruja de Near
Empieza con un chasquido y una chispa. Y con un chisporroteo, la cerilla cobra vida.
- Por favor -dice la vocecita a mis espaldas.
- Es tarde, Wren -murmuro mientras el fuego mastica el palito de madera que tengo en la mano. Acerco la cerilla a las tres velas que se encuentran sobre la cómoda, junto a la ventana.- Es hora de dormir.