El narrador de esta historia cumple 90 años y recibe un homenaje por parte del pueblo en el que reside. Al hilo de este emotivo tributo lanza una introspectiva mirada al pasado para evocar los recuerdos que aún perviven de aquellos días grises e intensos, en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Antes de la explosión, él y su hermano eran los únicos varones de una extensa familia, siempre en armonía aunque con diferentes formas de ver la vida, personalidades lastradas con el inicio del conflicto bélico que les obliga a tomar caminos divergentes, aunque suponga ir en contra de los deseos del patriarca. La revisión de los hechos se convierte en un certero tributo antibelicista, reforzado por los terribles sufrimientos y testimonios de generaciones perdidas en el fragor de una batalla absurda que cambió el mundo para siempre. El relato, basado en la historia real de los antepasados del autor, está jalonado de evocadoras escenas y retratos creados por el artista Stephane Barroux, inspirados en las verdaderas facciones de los protagonistas originales, y que dotan de mayor intensidad a la novela. Una lección para nunca olvidar: en la guerra solo hay perdedores.
El narrador de esta historia cumple 90 años y recibe un homenaje por parte del pueblo en el que reside. Al hilo de este emotivo tributo lanza una introspectiva mirada al pasado para evocar los recuerdos que aún perviven de aquellos días grises e intensos, en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Antes de la explosión, él y su hermano eran los únicos varones de una extensa... Seguir leyendo
En la boca del lobo
Hoy me han dado una fiesta de cumpleaños muy alegre. Ha venido todo el pueblo. He cumplido noventa años. A estas alturas, camino ya un poco encorvado y tengo las rodillas y las caderas quizá más oxidadas de lo que debería, pero puedo ir andando hasta el pueblo, aún disfruto con una buena comida y una copa de un buen vino tinto, y esta noche ha habido mucho de ambos. El sueño ya no viene a mí tan fácilmente como antes, aunque tampoco es como para quejarse. Tengo mis recuerdos y estoy rodeado de amigos por todas partes, de familiares también, los que siguen vivos.