Ya conocemos el carácter indómito de Mercy, la cerdita –fan total de las tostadas con mantequilla-; un día llegó a casa de los Watson y se quedó para siempre. En este nuevo episodio aparecen algunos de los personajes habituales en la serie y que han encandilado a tantos lectores a lo largo y ancho del planeta (y a la crítica, tal y como demuestra la obtención de premios como la prestigiosa Medalla Newbery, que ha logrado en dos ocasiones) El matrimonio sigue compartiendo su cariño (y su pasión gastronómica) a la porcina y, como no podía ser de otra forma, ella les devuelve ese afecto con el mismo amor o, aunque ella no lo sepa, protegiendo la casa en la oscuridad de la noche si es necesario. Unos ruidos despiertan a la protagonista, es el sonido inconfundible de la tostadora. Atraída por el posible festín descubre la presencia de un ladrón que va a convertirse, de forma casual, en intrépido vaquero del rodeo norteamericano ante la incrédula mirada de las vecinas, el cuerpo de bomberos o el agente de policía que ya topó, en anteriores aventuras, con la cerdita a demasiada velocidad por la carretera. ¿Cómo puede terminar este loco embrollo? La autora superventas Kate DiCamillo apuesta por seguir exprimiendo la fórmula magistral, combinación de ternura y humor, que le ha dado tantos éxitos. En lo que se refiere a la presente colección gracias, en buena medida, al buen hacer del ilustrador Chris Van Dusen, que ha sabido conferir una personalidad única y un sello gráfico con el que identificamos las aventuras de una de las gorrinas más famosas de la literatura infantil en los últimos años.
Ya conocemos el carácter indómito de Mercy, la cerdita –fan total de las tostadas con mantequilla-; un día llegó a casa de los Watson y se quedó para siempre. En este nuevo episodio aparecen algunos de los personajes habituales en la serie y que han encandilado a tantos lectores a lo largo y ancho del planeta (y a la crítica, tal y como demuestra la obtención de premios como la prestigiosa... Seguir leyendo
Mercy Watson contra el delito
El Sr. y la Sra. Watson tenían una cerda llamada Mercy.
Todas las noches, para que se durmiera, los Watson le cantaban una canción.
- Buenas noches, cariño -dice el Sr. Watson.
- Buenas noches, querida -dice la Sra. Watson.
- Oink -dice Mercy.
Casi todas las noches, el Sr. Watson, la Sra. Watson y Mercy dormían plácidamente en sus camas.
Pero una noche, no fue así.