Tras largo tiempo descatalogada, la editorial Hidra recupera con nueva traducción y formato una de las sagas más exitosas de los últimos años en el mercado norteamericano. A punto de convertirse en serie para plataformas, el relanzamiento de este thriller aúna la descripción de las relaciones intensas que se producen entre adolescentes matriculados en una peculiar academia y los arquetipos propios del universo vampírico para desgranar la historia de Lissa, chupasangres de la realeza, y Rose. De las andanzas de este dúo de protagonistas (que desarrollan una relación guardiana-protegida), fugadas de la institución y posteriormente de regreso a su disciplina, brotan diversas raíces argumentales, exploradas en los siguientes capítulos, en donde se profundiza en el proceso de adaptación que deben sufrir para el nuevo rol que desempeñan y en los enfrentamientos que deben superar tras misteriosas y siniestras amenazas. Si no leíste en su día esta serie, que ha vendido más de ocho millones de copias en 35 países, es momento para juzgar por ti mismo/a la peculiar visión del mundo de los no muertos, figuras presentes en el panteón siniestro de varias mitologías alrededor del mundo, que aporta la autora norteamericana Richelle Mead, varias veces ganadora de los Goodreads Choice Awards
Tras largo tiempo descatalogada, la editorial Hidra recupera con nueva traducción y formato una de las sagas más exitosas de los últimos años en el mercado norteamericano. A punto de convertirse en serie para plataformas, el relanzamiento de este thriller aúna la descripción de las relaciones intensas que se producen entre adolescentes matriculados en una peculiar academia y los arquetipos propios del universo vampírico para desgranar la historia de Lissa, chupasangres de la realeza, y Rose. De las andanzas de... Seguir leyendo
Vampire Academy
PERCIBÍ SU MIEDO ANTES DE OÍR SUS GRITOS.
Su pesadilla latía en mi interior de tal forma que me sacó de mi propio sueño: yo en la playa con un macizorro que me embadurnara de crema solar. Me pasaron varias imágenes por la cabeza, pero no eran mías, sino suyas: sangre y fuego, el hedor del humo, las retorcidas entrañas metálicas de un coche. Esas imágenes me envolvían y me cortaban la respiración, hasta que la parte racional de mi cerebro me recordó que ese sueño no era el mío.