La ilustradora María Ramos, a la que conocimos por su alabado trabajo Bubble Gum Boy entona en este reencuentro con la literatura infantil un beatus ille, al presentar un relato de corte fantástico ambientado en la naturaleza. Al caer la noche Topo busca comida hasta caer rendido. Justo en ese momento de merecido descanso tres pequeñas luces caen del cielo hasta quedar atrapadas en una tela de araña. La propietaria escruta con interés la especie que ha aterrizado en la trampa sin tener muy clara una taxonomía, por lo que decide presentar a las invitadas a una oruga. Un tanto desorientada ante este hallazgo comparte su amistad con sus tías las lombrices que, al mismo tiempo, invitan a disfrutar de su compañía a -cerrando el círculo- el protagonista que descansaba en el origen de la historia, alegando que su condición de animal prácticamente invidente le permitirá tratar mejor a estas misteriosas viajeras luminiscentes. Ahí comienza una tierna relación en la que el tálpido ejerce de cuidadoso protector, una dinámica que, sin embargo, trata de ocultar sus temores y dudas. Se pueden aplicar varias lecturas al metafórico cuento, en el que planea la sombra de El principito en determinados pasajes, elaborado con la minuciosidad y estética cercana al imaginario pictórico infantil habituales en la autora, cuya ternura se potencia gracias a una elegante edición -habitual en la línea Blackie Little de esta editorial barcelonesa-; que otorga a los primeros lectores autónomos la sensación de afrontar su primera gran novela.
La ilustradora María Ramos, a la que conocimos por su alabado trabajo Bubble Gum Boy entona en este reencuentro con la literatura infantil un beatus ille, al presentar un relato de corte fantástico ambientado en la naturaleza. Al caer la noche Topo busca comida hasta caer rendido. Justo en ese momento de merecido descanso tres pequeñas luces caen del cielo hasta quedar atrapadas en una tela de araña. La propietaria escruta con interés la especie... Seguir leyendo
Tres luces
Ya es de noche y Topo ha salido en busca de comida para toda la semana.
Hay luna nueva y está muy nublado.
A pesar de que Topo prefiere salir de noche, esta es demasiado oscura, demasiado incluso para él.
De regreso a casa ha vuelto a perderse y no reconoce lo poco que alcanza a ver.