Un perro con suerte

No era un perro pastor, a pesar de que llevaba varios meses cuidando el rebaño de ovejas. Ni siquiera era un perro de campo, como Locatis, el otro perro de Leonardo.
Kuko ya se había acostumbrado a aquella vida y disfrutaba de lo lindo correteando detrás de las mariposas, observando a los saltamontes, ladrando a las liebres que a veces salían como una centella de entre los matorrales...