El sentido de la vida
A partir de este momento incluyo el agua en la lista de las cosas que más odio. Y cada vez es más larga. Ahí están también, por ejemplo, las acampadas, los mosquitos, o las típicas señoras calvas que se comportan como si les encantaran todas estas bobadas. En este caso la señora calva es mi tía Becky, que está sentada detrás de mí en esta absurda canoa, protegiéndose de los mosquitos con una especie de redecilla verde puesta sobre su cabeza blanca, de modo que parece una bombilla tras una pantalla agujereada. En serio.