El viaje de Teo
-¡Teo! ¿Has visto qué hora es? ¡Teo!
Teo no dormía de verdad. Con la cabeza metida debajo de las sábanas, se entregaba a la deliciosa sensación flotante del despertar. En el instante preciso en que su madre entró en la habitación, estaba a punto de elevarse por los aires, sin su cuerpo... ¡Qué sueño tan increíble! Y ¿había que detenerse? Ahora que vagaba tan ricamente entre el sueño y el día, ¿por qué?