Celia en el mundo
La casa de tío Rodrigo es grandota y destartalada. En ella vivimos, además del tío y yo, Maimón, el morito; Basílides, la cocinera, con su lechuza, y mi gata Pirracas. Según dice el tío, yo me estaba volviendo tonta en el colegio con las madres, y me a traído a ver mundo. No a ver el mundo, no, sino a ver mundo, que es otra cosa, de la que yo no había oído hablar nunca y que confundía con la tierra.
–Tiíto, no te enfades y escúchame. El mundo ya lo he visto, te lo aseguro. Era una bola grandísima que había en la clase de Geografía...
¿Creéis que me escucha? Pues no. Se pone como un demonio y no atiende lo que le digo.