El secreto de Endymion Spring
Johann Fust llegó una fría noche de invierno. Mientras la mayor parte de la ciudad dormía bajo un manto de nieve que caía blandamente, sobornó a los centinelas para que le abrieran la Puerta de Hierro, cercana al río, y se adentró en las calles sin que nadie lo viera. Lo seguía un joven que arrastraba un pesado trineo. Incluso en aquella oscuridad de blancos remolinos Fust distinguió la mole de la catedral, que se destacaba por encima del resto de los edificios rodeados por la muralla de la ciudad. Las torres, de arenisca roja, lucían un atractivo tono rosa durante el día, pero por la noche formaban una vasta cordillera sumida en las sombras.