Cuentos populares gitanos
En cierta ocasión, Dios visitó un poblado gitano y sólo encontró al petulengro [satarré] o herrero y a su mujer, así que se quedó a dormir en su casa. Por la mañana temprano, la mujer del petulengro le dijo:
–Cuando muera quiero ir al cielo.
Y Dios le contestó:
–Eres tan buena esposa que no puedes acabar en el infierno. Allí todos gritan y padecen. Y como he pasado una noche tan buena y tan tranquila, voy a concederle a tu marido las cuatro cosas que más desee en la vida.
Así que Dios le preguntó qué era lo que más deseaba en la vida. El herrero respondió:
–Este es mi primer deseo: que aquel a quien invite a subirse a mi manzano no pueda bajarse hasta que yo lo diga.