Este álbum de tonos oscuros, ambiente esperpéntico, lenguaje sonoro y tipografías expresivas, más que un libro de miedo, como a primera vista pudiera parecer, es una obra humorística. En un principio se crea la ambientación propia de un relato espeluznante, pero a medida que avanza la historia se impone el tono paródico. Así, cada una de las sorprendentes y temidas trece campanadas de un reloj marcan la aparición de una nueva criatura monstruosa, hasta que la decimotercera da un giro completo a la historia buscando la risa infantil más que el pánico.Este álbum de tonos oscuros, ambiente esperpéntico, lenguaje sonoro y tipografías expresivas, más que un libro de miedo, como a primera vista pudiera parecer, es una obra humorística. En un principio se crea la ambientación propia de un relato espeluznante, pero a medida que avanza la historia se impone el tono paródico. Así, cada una de las sorprendentes y temidas trece campanadas de un reloj marcan la aparición de una nueva criatura monstruosa, hasta que la decimotercera da un giro completo a la historia buscando la risa infantil más que el pánico.
Las trece en punto
Era alrededor de la medianoche; las doce y cincuenta y nueve para ser exactos. El viento soplaba con fuerzas y la vieja casa crujía y crujía. La niña miraba por la ventana. Era una noche tranquila y normal. Pero algo aguardaba en la casa, en aquella casa tan especial...