Serena

Ella es morena y serena. Siempre se lo decían en pareados porque se pasaba el día leyendo poesías y sus amigos le hacían bromas.
–Eres morena y serena –le decían. De tal insistencia fueron las bromas que comenzaron a llamarla Serena, como si ése fuera su nombre, y sus propios padres jugaban a burlarse de Serena con pareados aún más simples:
–Serena, no tengas pena –le decían, y Serena, rabiosa, les respondía aún con más ingenio:
–Me llamo Serena porque el nombre no envenena...