En forma
La liebre y la mona se columpiaban en la rama de un árbol. Esa tarde hacía demasiado calor para jugar.
«Hip, hop, hip, hop», escucharon, «Hip, hop, hip, hop».
El hipopótamo corría por la selva. El suelo retumbaba a su paso.
–¿Eh, qué haces? –le preguntó la mona saltando de rama en rama.
–Me estoy entrenando –contestó el hipopótamo sin dejar de correr.
–¿Entrenando para qué? –preguntó la liebre mientras empezaba a correr a su lado...