Las palabras del agua
Llueve mansamente sobre los tejados de mazapán y las calles azules de la tarde. Llueven gotas de anís sobre las terrazas más altas, sobre las farolas y los coches de latón. Es una llovizna de sol, serena, que envuelve la ciudad de un gris blando, brillante y húmedo, y que hace olvidar esa lluvia torrencial y repentina del invierno, la que asusta a los pájaros y desgasta el rostro frágil de las flores.