Otro episodio amable y divertido de este personaje que ya tiene una trayectoria consolidada, puesto que ha aparecido en otros dos títulos. Al igual que los animales de su entorno, aparece humanizado y se gana la simpatía del lector con su comportamiento infantil, tan cercano. La voz narradora hace hincapié en los aspectos más lúdicos –como los sencillos juegos con el lenguaje–, tiernos y graciosos; los mismos que resaltan las ilustraciones.Otro episodio amable y divertido de este personaje que ya tiene una trayectoria consolidada, puesto que ha aparecido en otros dos títulos. Al igual que los animales de su entorno, aparece humanizado y se gana la simpatía del lector con su comportamiento infantil, tan cercano. La voz narradora hace hincapié en los aspectos más lúdicos –como los sencillos juegos con el lenguaje–, tiernos y graciosos; los mismos que resaltan las ilustraciones.
Morris, se me cayó una pluma
Había una vez un mapache llamado Morris. Vivía con su mamá y su papá. Y con su hermanito, Rayujo. Morris iba al cole, jugaba, dormía... Bueno, dormía hasta que alguien lo despertaba justo a la mitad de un ronquido. Alguien que venía a pedirle ayuda... –¡Despierta, Morris! –dijo la pájara Picota, y le picoteó la oreja–. Morris, ¡se me ha caído una pluma! –insistió–. ¡Y no la encuentro!