La que podríamos denominar "tetralogía de las estaciones", una serie compuesta por cuatro títulos que no precisan una sola palabra para irradiar belleza, sensibilidad y buen gusto, diseñada por la ilustradora castellonense Verónica Fabregat, parece llegar aquí a su fin. Tras conocer a las pandillas jugando, siempre en contacto con la naturaleza, en primavera, verano e invierno, es momento para el disfrute otoñal en el bosque. La paleta de colores permite apreciar la amplia variedad de cromatismos que los árboles y las plantas ofrecen en este tiempo. En dobles páginas, dispuestas a sangre, la autora captura con estética artesana emociones y diversiones que quedarán, para siempre, en las mejores habitaciones de la memoria de sus protagonistas. En ellos pueden verse reflejados o inspirados los lectores, pequeños y mayores, que se sumerjan en el maravilloso y particular universo estético, pleno de sensibilidad, que caracteriza la trayectoria de Fabregat. El juego, actividad crucial para el desarrollo y el aprendizaje de los niños, ligado a la experiencia campestre, es siempre el hilo conductor de las tramas. El libro sigue los criterios responsables y ecológicos habituales en la editorial Akiara (material reciclado con producción de proximidad y minimizando el uso de plásticos)
La que podríamos denominar "tetralogía de las estaciones", una serie compuesta por cuatro títulos que no precisan una sola palabra para irradiar belleza, sensibilidad y buen gusto, diseñada por la ilustradora castellonense Verónica Fabregat, parece llegar aquí a su fin. Tras conocer a las pandillas jugando, siempre en contacto con la naturaleza, en primavera, verano e invierno, es momento para el disfrute otoñal en el bosque. La paleta de colores permite apreciar la amplia variedad de cromatismos que... Seguir leyendo