La grúa
Como la ciudad crecía sin parar y como en la estación de mercancías ya no había espacio para tantas cajas y tanto carbón y tantas vacas y tantos cerdos, el alcalde, el secretario del ayuntamiento y los doce concejales decidieron construir en las afueras de la ciudad una grúa de carga.
Lo primero que hicieron fue dar instrucciones y un metro a un motorista. Su misión consistía en recorrer todas las grandes ciudades del país y comprobar cuánto medían las grúas más altas de los puertos y las estaciones.
El motorista volvió y dijo:
–¡Cuarenta y ocho metros!