A menudo seleccionamos para nuestros niños libros que sólo posibilitan una interpretación. Con este tipo de lecturas los adultos nos sentimos seguros: si el niño no entiende, nosotros podemos aclararle. Por esta razón, cuando nos topamos con obras que permiten pluralidad de lecturas, tendemos a preguntarnos si se trata de un libro infantil. Lo paradójico es que los mismos niños, ante historias como ésta, suelen tener menos reservas y disfrutan con espontaneidad de su lectura.
A menudo seleccionamos para nuestros niños libros que sólo posibilitan una interpretación. Con este tipo de lecturas los adultos nos sentimos seguros: si el niño no entiende, nosotros podemos aclararle. Por esta razón, cuando nos topamos con obras que permiten pluralidad de lecturas, tendemos a preguntarnos si se trata de un libro infantil. Lo paradójico es que los mismos niños, ante historias como ésta, suelen tener menos reservas y disfrutan con espontaneidad de su lectura.
El pañuelo de mi abuela
Mi abuela tiene un pañuelo negro para la cabeza. Una vez atrapó en él al viento.
Y dos huevos blancos y una gallina
y una vaca de tamaño mediano.
Ah, sí.
Y, además,
un puñado de lluvia
y una pequeña tormenta...