Quentin Blake regresa con una obra a la que es difícil poner una edad. A través de sus características ilustraciones, el autor nos presenta a unos personajes de cierta edad pero llenos de vida, que casi escapan bailando del papel, mientras nos demuestran la cantidad de semejanzas que existen entre la vida de un anciano y la de un niño. Tan sólo hace falta un poquito de imaginación y grandes dosis de vitalidad para empatizar con el mensaje transmitido por Blake. Una obra escrita para su generación pero con mensaje para todos los públicos. Y es que... ¡sólo se es joven dos veces!Quentin Blake regresa con una obra a la que es difícil poner una edad. A través de sus características ilustraciones, el autor nos presenta a unos personajes de cierta edad pero llenos de vida, que casi escapan bailando del papel, mientras nos demuestran la cantidad de semejanzas que existen entre la vida de un anciano y la de un niño. Tan sólo hace falta un poquito de imaginación y grandes dosis de vitalidad para empatizar con el mensaje transmitido por Blake. Una obra escrita para su generación pero con mensaje para todos los públicos. Y es que... ¡sólo se es joven dos veces!
Sólo se es joven... ¡dos veces!
Hay algo particularmente maravilloso en el hecho de que los niños pequeños puedan leer imágenes antes que palabras. El único problema es que, por esta razón, la gente suele considerar que los libros ilustrados son solo para niños.