La araña y yo
Un día alegre, de repente, una araña gorda y fea...
saltó desde el cielo para aterrizar en mi cuerpo.
La descarada, primero exploró mi dedo gordo del pie, abultado como un kiwi.
Después, subió a mis tobillos, rugosos como la piel de una mandarina.
Paseó (¡socorro!) por mis piernas, grandes y lisas como la papaya. Hizo una parada (¡vaya!) en mi rodilla, redonda como una manzana. Rastreó (¡eh!) mis nalgas, aterciopeladas como la piel de un melocotón...