Gertrudis y los días
FebreroHace años que mi abuela Teresa tiene estropeada la nevera. Se trata de una nevera antigua, con una especie de patas como las de un elefante. Son tan gruesas, que parecen a punto de echarse a andar. Si no fuera porque no hay elefantes blancos y si no fuera porque las patas de la nevera no tienen colgajos, como los elefantes y los brazos de la abuela, la nevera parecería un elefante de verdad. Quiero decir, que es muy grande y muy profunda y también un poco achaparrada. Lo cierto es que no funciona.