Había una vez un gandul que cazó un pajarillo. Este le dijo que si le soltaba le concedería un deseo... y el gandul pidió tener una nariz ¡de tres palmos! Caminando con su nariz hacia palacio se encontró a una bruja que al ver su nariz se rió tanto que le hizo un regalo. Hechiceras chupasangres, hadas tramposas, brujas con cara de gato, brujas simpáticas, malvadas, burras, pirujas o marineras... con las brujas nunca se sabe, pueden estar de buenas o estar de malas; lo mismo te hacen un regalo que te convierten en cuervo. No hay duda: las brujas existen. En distintos momentos de la historia han aparecido en cuentos y leyendas con distintos nombres: hadas, hechiceras, magas; como personajes siniestros, malvados, divertidos o bondadosos, pero siempre con algunos rasgos en común: mujeres de cierta edad, solitarias e independientes que contravienen las normas, que permanecen al margen de la sociedad y dan miedo a los hombres por ser mujeres fuertes y poderosas. En este libro se recogen 42 cuentos populares comentados y 24 historias y leyendas de las distintas tradiciones españolas en torno a la figura de la bruja: la mediterránea, la atlántica, la cantábrica, la pirenaica y la del interior.
Había una vez un gandul que cazó un pajarillo. Este le dijo que si le soltaba le concedería un deseo... y el gandul pidió tener una nariz ¡de tres palmos! Caminando con su nariz hacia palacio se encontró a una bruja que al ver su nariz se rió tanto que le hizo un regalo. Hechiceras chupasangres, hadas tramposas, brujas con cara de gato, brujas simpáticas, malvadas, burras, pirujas o marineras... con las brujas nunca se sabe, pueden estar de buenas o estar de malas; lo mismo te hacen un regalo que te convierten en cuervo. No hay... Seguir leyendo
Libro de brujas españolas
En este libro, como en un aquelarre, se han dado cita brujas, hadas, hechiceras. No es que haya grandes diferencias entre unas y otras, pues todas pueden ser o buenas o malas (depende de cómo se porte uno con ellas...). La clásica distinción «bruja/hada» basada en la maldad o la bondad es una distinción que obedece más a criterios o intereses del mercado que a su auténtica naturaleza, en un intento por simplificar las características de estos seres complejísimos para crear una imagen estereotipada que las haga reconocibles en los mostradores de los negocios que se benefician de la imaginación infantil...