«Gracias», de ¿qué?
La cosa empezó un día sin suerte y sin amor. ¡Puf! ¡Puf! Un día como otro cualquiera para el señor Colilla. ¡Puf! Ya de buena mañana... ¿Por qué dices esas frases tan raras? Esa babosa rampante tiene razón. No tienes por qué hablar como los mayores. Es verdad, que igual no nos enteramos de nada. Bueno, ¿cuento la historia o vais a estar interrumpiéndome cada dos por tres? Cuéntala, pero con palabras que entendamos.