¿Quién cuenta las estrellas?
-¡Vamos a correr hasta aquella esquina, Ellen! -Annemarie se ajustó en la espalda la resistente cartera de cuero para que los libros del colegio no se movieran-. ¿Preparada? -le preguntó a su mejor amiga.
Ellen hizo una mueca.
-No -le contestó, riéndose-. Sabes que no puedo ganarte. Tengo las piernas más cortas que tú. ¿No podemos ir andando como las personas civilizadas?
Ellen tenía diez años y era regordeta, a diferencia de Annemarie, que era larguirucha.