Una divertida historia de un topo que trata de averiguar quién ha hecho una caca repugnante en su cabeza. La anécdota da pie a un escatológico y humorístico recorrido por los distintos animales de su entorno que, tratando de encontrar al autor de la fechoría, nos informa detalladamente del tipo de heces que produce cada uno. El autor intercala continuas muestras de humor, a través de comentarios entre paréntesis, que consiguen la total complicidad con el lector.
Una divertida historia de un topo que trata de averiguar quién ha hecho una caca repugnante en su cabeza. La anécdota da pie a un escatológico y humorístico recorrido por los distintos animales de su entorno que, tratando de encontrar al autor de la fechoría, nos informa detalladamente del tipo de heces que produce cada uno. El autor intercala continuas muestras de humor, a través de comentarios entre paréntesis, que consiguen la total complicidad con el lector.
El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza
Todo empezó cuando, un día, el topo asomó la cabeza por su agujero para ver si ya había salido el sol:
(Aquello era gordo y marrón; se parecía un poco a una salchicha... y lo peor de todo: le fue a caer justo en la cabeza.)
“¡Qué ordinariez!”, chilló el topo. “¿Se puede saber quién se ha hecho esto en mi cabeza?”
(Pero era tan corto de vista que no pudo descubrir a nadie.)