Otra divertida aventura de la Pequeña Princesa de Tony Ross. En esta ocasión, la vemos en un hermoso día de invierno haciendo un gran muñeco de nieve y feliz porque ha encontrado su viejo trineo, que sigue siendo rápido como el viento. Pero la pequeña ve pasar el nuevo trineo del Chef, y ya no puede pensar en otra cosa. Texto e ilustración son cómplices en esta simpática historia que refleja la gran personalidad de la protagonista, y en la que se pone de manifiesto que no sólo se disfruta con las cosas más nuevas.
Otra divertida aventura de la Pequeña Princesa de Tony Ross. En esta ocasión, la vemos en un hermoso día de invierno haciendo un gran muñeco de nieve y feliz porque ha encontrado su viejo trineo, que sigue siendo rápido como el viento. Pero la pequeña ve pasar el nuevo trineo del Chef, y ya no puede pensar en otra cosa. Texto e ilustración son cómplices en esta simpática historia que refleja la gran personalidad de la protagonista, y en la que se pone de manifiesto que no sólo se disfruta con las cosas más... Seguir leyendo
¡Quiero un trineo!
La Pequeña Princesa tarareaba satisfecha mientras daba los últimos retoques a su muñeco de nieve.
–Sólo le falta una zanahoria –decidió–. Para la nariz.
Empezó a buscarla, pero pronto se distrajo al ver su trineo. Quizás sería mejor dar un paseo por la nieve.
–Es rápido como el viento –recordaba contenta la Pequeña Princesa-. Un día incluso...
El Chef le dio unos golpecitos en el hombro.
–Une carotte!