¡Palabra de Napoleón!
¡Cuántos rostros felices y miradas curiosas delante del nido!Del otro lado del cristal voces emocionadas se preguntan «¿El hermanito es ese con el pelo rubio o ese otro pelirrojo?» «¿El nietecito es el que mueve las manitas o ese que chilla?» Pero el único que mira a Emilio en su cuna de cristal es el médico que lo ha traído al mundo. «Qué pequeño es», repite, un poco preocupado. Con ojos atentos lo observa, lo examina, escucha si su corazón late con normalidad. «Emilio está sanísimo», dice por fin.