Hazañas y aventuras del brigadier Gerard
Hacéis bien, amigos míos, en tratarme con respeto, pues al honrarme a mí os honráis vosotros mismos y a Francia entera.No es quien os habla sólo un viejo militar de grises bigotes, que come su tortilla y bebe su vaso de vino; es una página de la historia.Soy uno de los últimos de aquellos hombres admirables que antes de dejar de ser muchachos fueron militares veteranos; de aquellos que aprendieron antes a hacer uso de la espada que de la navaja de afeitar, y que durante más de cien batallas no permitieron ni una sola vez que el enemigo viese el color de sus mochilas.