En la granja existe una tradición: las ocas bajan todas las mañanas en perfecta formación y marcando el paso. Pero hay una oca que no lo marca bien y es expulsada del grupo. Esta oca se entristece porque se siente torpe y diferente por culpa de su ritmo desacompasado. Pero los animales de la granja encuentran ese nuevo ritmo muy sugerente. Hacer las cosas de otra manera puede tener sus ventajas... Una metáfora sobre las virtudes de la diferencia y una divertida forma de hacer música siguiendo el ritmo de los animales de la granja.
En la granja existe una tradición: las ocas bajan todas las mañanas en perfecta formación y marcando el paso. Pero hay una oca que no lo marca bien y es expulsada del grupo. Esta oca se entristece porque se siente torpe y diferente por culpa de su ritmo desacompasado. Pero los animales de la granja encuentran ese nuevo ritmo muy sugerente. Hacer las cosas de otra manera puede tener sus ventajas... Una metáfora sobre las virtudes de la diferencia y una divertida forma de hacer música siguiendo el ritmo de los animales de la granja.
La oca que no quería marcar el paso
Hoy en la granja, como todos los días, el rebaño de ocas baja a la laguna para el baño de la mañana. Ígor, el jefe del grupo, abre la marcha marcando el paso.
-Uno, dos; uno, dos; uno, dos.
Las patas palmeadas golpean el suelo al unísono. Los traseros se contonean cadenciosamente. Ígor está feliz. Los demás animales de la granja se detienen para dejarles pasar, muy atentos a no perturbar el desfile. Al fin y al cabo, en la granja desde siempre las ocas han bajado a la laguna desfilando.