Shankar Bhagwan, el Creador, después de hacer al primer hombre, se arrancó tres cabellos de los que nacieron tres enormes árboles. Después tomó la ceniza de su pelo y la esparció para que estos dieran flores y frutos. Desde entonces han crecido muchos árboles: alguno, como el Peepul, es tan perfecto que su silueta tiene la misma forma que sus hojas; pero todos procuran sombra, ofrecen alimento y madera, y son el hogar o el refugio de muchos animales, como el gusano de seda, la ardilla y la serpiente.
Mitos y leyendas, ritos y tradiciones populares de los Gond, una tribu de los bosques de la India Central. Y un denominador común: los árboles y lo que representan como centro de la vida, elemento imprescindible de la naturaleza o morada de dioses y espíritus. Tres artistas indios iluminan la noche de estas páginas con bellos dibujos de los árboles más representativos de su cultura y con textos mitológicos que dan un aire mágico a un libro que en sí mismo es una obra de arte. Obtuvo el prestigioso Bologna Ragazzi Award.
Shankar Bhagwan, el Creador, después de hacer al primer hombre, se arrancó tres cabellos de los que nacieron tres enormes árboles. Después tomó la ceniza de su pelo y la esparció para que estos dieran flores y frutos. Desde entonces han crecido muchos árboles: alguno, como el Peepul, es tan perfecto que su silueta tiene la misma forma que sus hojas; pero todos procuran sombra, ofrecen alimento y madera, y son el hogar o el refugio de muchos animales, como el gusano de seda, la ardilla y la serpiente.
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La vida nocturna de los árboles
Un lluvioso día de junio, un pastor estaba buscando una vaca que se había perdido en las inmediaciones del bosque. Al ver que atardecía y no había rastro del animal por ningún lado, el pastor se empezó a preocupar. El ternero que lo acompañaba mugía llamando a su madre. Juntos se internaron en el bosque en busca de la vaca, pero no tardaron en perderse entre los árboles. Enseguida cayó la noche. Las nubes negras que cubrían el cielo confundieron al pastor, quien no pudo hacer otra cosa que llorar...