El pequeño conejo debe volver a casa cuando anochece. Oso se lo recuerda cada día. Pero él no parece escucharle. Quiere charlar con todos, jugar un rato con las crías de las ovejas, o pedir a los canguros que miren la luna… y nadie le hace caso. Los pequeños descansan, y los mayores están empeñados en pedirle que se calle, que no hable ni haga ruido, porque ya duermen.Un gracioso relato de la incomprensión de lo que la llegada de la noche supone para los niños: un universo que les atrae pero del que el sueño no les deja disfrutar.
El pequeño conejo debe volver a casa cuando anochece. Oso se lo recuerda cada día. Pero él no parece escucharle. Quiere charlar con todos, jugar un rato con las crías de las ovejas, o pedir a los canguros que miren la luna… y nadie le hace caso. Los pequeños descansan, y los mayores están empeñados en pedirle que se calle, que no hable ni haga ruido, porque ya duermen.Un gracioso relato de la incomprensión de lo que la llegada de la noche supone para los niños: un universo que les atrae pero del que el sueño... Seguir leyendo
Pequeña Luna
Todos los días, mucho, mucho después de la mañana, llega la tarde. Entonces, oso llama a Bubú.- ¡Bubú, ven enseguida! Es hora de volver a casa.Con la noche, llega la luna. Y todas las noches, Bubú señala con el dedo y dice:- ¡Ahí está!¡Todas las noches hace eso!- ¡Vamos, date prisa, Bubú! - le dice oso.Pero Bubú no se da prisa. Señala a la Luna y dice: - ¡Ahí está!Cuando pasan las ovejas, Bubú les indica que ha llegado la luna.- ¡Ahí está!Las ovejas responden siempre:- ¡Buenas noches, Bubú!Pero llevan mucha prisa.